Atavismos del docente
En una conferencia, al cierre del pasado milenio, Hans-Georg Gadamer afirmó que “educar es educarse, que la formación es formarse”. [1] Frase con la que nuestro filósofo definía la autogogía y el verdadero propósito de la pedagogía en las aulas académicas: comunicación en diálogo. Es decir: aprender a través de la conversación para que la educación no se empobrezca. Con esto, Gadamer nos hablaba fundamentalmente de las funciones del acto pedagógico: discurso y saber integrador. Como sabemos, estas funciones en su acción comunicativa remiten también a las tres funciones constitutivas del lenguaje que son la reproducción cultural, la socialización y la integración social. En este sentido, la pedagogía se circunscribe igualmente a estas funciones anteriores. Puesto que la escuela reproduce el aparato cultural, evidentemente caracterizado por determinadas ideas y relaciones sociales. En efecto, la praxis pedagógica se compone de interacciones concretas que dan cuenta de una realidad