TUITS DE LECTURAS

En una carta a Clara Aparicio, Juan Rulfo le decía a ella que uno se pasa todo el tiempo leyendo esa clase de libros que se parecen a nuestros sueños. Pero incluso, agregaría yo, tal vez por masoquismo intelectual, uno lee también aquellos libros que nos causan pesadillas existenciales como lo son para mí los libros de historia. 



     Afortunadamente podemos también obtener algo de consuelo con los libros de filosofía y ciencia. No dudo que para otros, sus mejores sueños están en la historia y las peores pesadillas en los libros de filosofía. No obstante, el orden de los factores no altera el gusto por la lectura ni el placer de hallar en ella, las ideas, las frases  o los pensamientos que son el síntoma más notorio de que estamos ya despiertos. A veces, es sólo una rosa la que hallamos (el autor entrometido en el sueño debe tener mucho de culpa) cuando llevamos el sueño muy ligero, pero cuando entramos a uno tan profundo como en catábasis, entonces el regreso a la vigilia es rápido, y avanzamos sin volver nunca la mirada como sí lo hiciera Orfeo, y al despertar queremos guardar para siempre en nosotros, aquello que hemos visto y que tememos perderlo por un arrebato de la realidad. Escribimos entonces muy aprisa lo que perfectamente recordamos, ya sea sobre una libreta roída, o sobre una servilleta que es prueba latente de que algunos andamos siempre con hambre, o sobre la palma de la mano para los que tienen alma de tatuador, o en el celular, cuando hemos descubierto que también puede servirnos para algo más, o donde quepa, pues he visto también a más de un (a) fumador (a) escribir sobre el espacio en blanco de una cajetilla de cigarros. No obstante, en el mundo de hoy que es el de la inmediatez, en los tiempos de estos seres humanos que poseen el sueño bastante ligero, conservarlo, no significa mucho, debe compartirse, ofrecerlo como prueba de nuestro sacrificio, hay que tuitearlo por lo tanto. Sólo así se adquiere certeza de que ese sueño, bueno o malo, se tuvo. He aquí entonces la prueba de mi rapto de la belleza.

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