Carta a Irena Majchrzak¹
Irena en una de tus Cartas a Salomón (2) escribiste: “Pienso en muchos extraordinarios novelistas, poetas y científicos polacos cuyas obras permanecen desconocidas en el mundo a causa del limitado alcance del idioma polaco”. Quizás no imaginaste que tu trabajo con los niños de las etnias chontales (3) , trascendería en el tiempo y alcance de tu lengua. Tal vez, fue el clima que tanto te incomodó en esa primera instancia en Villahermosa (4) , lo que te provocó escribir frase tan modesta, pero es que bajaste del avión a principios de junio cuando las temperaturas rebasan los 40 grados. No es broma, esa terrible humedad motiva al tabasqueño a darse dos baños al día cuando menos. Has de sonreírte ahora que lo sabes. La escena se recrea todos los días en la fuente de “Los niños traviesos”. Esos pequeños desnudos que se bañan eternamente entre chapoteos de un mediodía petrificado, entre burlas y miradas de unos semáforos que cambian sí, de postura, más no de sitio . Quizás, fueron el